Santo, Santo, Santo

Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos, toda la tierra está llena de su gloria" Isaías 6:3.

Imaginemos a un dios que es juez y todopoderoso, pero que no es Santo, ¿cuánto daño haría?, ¿cuánta injusticia cometería? La santidad es un atributo de Dios y ha resaltado su santidad de principio a fin. La Biblia comienza en el Edén donde todo "era bueno en gran manera" Génesis 1:31 y termina en la ciudad santa "que descendía desde los cielos" Apocalipsis 21:2

Pero hasta ahora no hemos hablado de la definición de Santidad. En el Antiguo Testamento, la idea primordial de santidad es la de estar separado de lo que es imperfecto y maligno, y apartado para Dios. Por lo tanto, el Sabbath es santo para el Señor: separado de las actividades de otros días y dedicado al Señor Éxodo 31:15. Los sacerdotes son santos para el Señor, apartados de las actividades habituales y dedicados al Señor de una manera especial 2 Crónicas 23:6.

Cuando uno aplica la definición de santidad a Dios mismo, sucede algo interesante. Dios es santo porque está aislado de todo lo malo, imperfecto e impuro. Tanto es así que Dios destruye el pecado o se aleja de él. Destruyó los hijos de Elí, consumó en fuego los hijos de Aaron y mató a Ananías y Safira. Y alejó a Adán y Eva cuando pecaron en el huerto del Edén. Y se alejó de Jesús, momentáneamente, cuando estaba en la cruz muriendo por nuestros pecados.

La santidad de Dios es la realidad más fundamental de todas. Se refiere a que Dios es absolutamente único ya que “no hay santo como el Señor, en verdad, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios” 1 Samuel 12: 2.

La rectitud de Dios es su fidelidad o su compromiso para actuar siempre de acuerdo a la perfección de su gloria. Su rectitud es su lealtad para defender y engrandecer la gloria y la santidad de sí mismo. Salmos 143:11.

Pero, ¿cómo se expresa la santidad de Dios en nuestras vidas?

1. El Dios santo nos convoca poderosamente a ser como Él.

2. Nos da su Espíritu Santo para dar testimonio de que somos sus hijos.

3. Abre nuestros ojos, para que venzamos nuestra ignorancia sobre nuestros pecados y malos deseos. 1 Pedro 2:11 y nos permite admirar y comprender su grandeza y santidad.

4. El resultado del conocimiento de su grandeza y santidad nos hace sentir nuevos deseos: los pasados empiezan a morir por su insensatez y los nuevos crecen con una comprensión creciente del valor de la santidad de Dios.

5. Por lo tanto, en toda nuestra manera de vivir, la santidad de Dios se convierte en una nueva perspectiva de vida que sólo hace que queramos buscar la santidad.

Por último me gustaría recordarles lo que dijo el apóstol Pedro: "Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo. Como hijos obedientes, no se amolden a los malos deseos que tenían antes, cuando vivían en la ignorancia. Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo". 1 Pedro 1: 13-16